Por Mtro. Jesús Adalberto Vázquez Rojas
Colaboración especial
El día 27 de septiembre se celebrarán las elecciones al Parlamento de Cataluña
correspondientes a la XI legislatura después de que el 3 de agosto, el Presidente de la
Generalidad, Artur Mas, firmara el decreto de disolución del Parlamento de Cataluña y
un día después se publicara, en el Diario Oficial de la Generalidad de Cataluña, el
decreto de convocatoria a dicho proceso electoral.
Las elecciones anticipadas del 27-S (catorce meses antes de la fecha límite: diciembre
de 2016) son consideradas, no por pocos, como un plebiscito de la independencia de
Cataluña. Y es que de las listas de candidaturas presentadas, las colaciones «Juntos por
el Sí» y «Candidatura de Unidad Popular – Llamamiento Constituyente», aparte de
aglomerar a los partidos mayoritarios de Cataluña, han dejado claro su objetivo: la
independencia.
Ante esta realidad, y a poco menos de 20 días para las elecciones, es de vital
importancia preguntarse ¿es posible la independencia de Cataluña? ¿Cuál o cuáles serán
los retos en el contexto local, nacional e internacional de lograrse la independencia?
¿Cuáles serán en caso de que los ciudadanos voten por una opción distinta al
independentismo?
Para poder dar respuesta a las preguntas anteriores es necesario, primeramente,
comprender el origen del movimiento independentista, y por ende, las causas que
provocan el deseo de secesión. Por tal motivo, desglosaré tres argumentos que, en mi
opinión, permiten, al menos de manera general, lograrlo. Dichos argumentos son el
histórico, social y político; los tres, claramente interrelacionados. A continuación, y a
manera de respuesta para la primera y segunda cuestión, plantearé un panorama de las
dos coyunturas posibles que permitan dimensionar la complejidad del asunto en
cuestión. Por último, el lector/oyente encontrará mi opinión al respecto.
El movimiento independentista
El movimiento independentista es un movimiento netamente social. Y como tal,
heterogéneo. Es decir, la población catalana tiene distintas visiones de qué es, qué
debería ser y/o hacía dónde debería ir el movimiento independentista. Sin embargo, este
movimiento tiene como tesis básica que Cataluña es una nación con historia, cultura y
lengua propia. En este punto, es necesario preguntar ¿cuál es el origen del conflicto
entre España y Cataluña? El conflicto entre Cataluña y España está marcado por
diversos episodios a lo largo de la historia y se remonta, de manera general, a la unión
de la Corona de Aragón y Castilla con el matrimonio de Fernando II de Aragón (el
territorio catalán formaba parte de la Corona Aragonesa) e Isabel I de Castilla en 1469.
Cabe mencionar que, a pesar de la unión de las dos coronas, por casi dos siglos y medio,
los dos territorios mantuvieron sus fueros (derechos propios). Ya en 1700, a la muerte
del Rey Carlos II, sin descendencia para su sucesión, se inicia un guerra con el conflicto
franco-inglés por el control del mundo de fondo. Castilla apoyó a Felipe de Borbón,
nieto de Luis XIV, Rey de Francia. Entre tanto, Cataluña apoyó a la facción inglesa, que
proponía como Rey al Archiduque Carlos de Habsburgo. Finalmente, el 11 de
septiembre de 1714 , se pierde la guerra con la caída de Barcelona en manos de las
tropas borbónicas y se reconoce a Felipe V como Rey de España. Una de sus primeras
medidas como Rey es la abolición de todos los derechos de Cataluña y otros territorios
al imponer un modelo de Estado parecido al francés: unitario y centralista.
Durante el siglo XX, el asalto por parte de oficiales del ejército español a la redacción
de una revista catalana de corte satírico en 1905; las políticas anticatalanas del dictador
Primo de Rivera en el periodo 1923-1930; la guerra civil española; la ocupación de las
tropas franquistas del territorio catalán, así como el periodo de la dictadura de Francisco
Franco que, entre otras cosas, suprimió las libertades democráticas y promovió una
política de odio hacia Cataluña caracterizada por la represión de su lengua, cultura y
autonomía, son episodios que han marcado dicha relación.
En la historia reciente hechos como la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el
Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006 (en el que se otorgaban nuevas
competencias autonómicas y garantizaba mayor financiación) y que se hizo pública en
2010, declara inconstitucionales 14 artículos, además de estimar que referencias del
Estatuto a Cataluña como nación carecían de eficacia jurídica. Cabe mencionar la
promoción, en paralelo a este hecho, de un boicot a cualquier producto catalán así como
la recolección de firmas en toda España en contra de dicho estatuto por el Partido
Popular (partido conservador de derecha). El último desencuentro ha sido la Consulta
Popular No Referendaria sobre el Futuro Político de Cataluña realizada el 9 de
noviembre de 2014 que fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional de
España, después de que éste aceptara el recurso de inconstitucionalidad promovido por
el Gobierno en turno.
Las diferencias culturales y sociales entre Cataluña y España tienen, también, un origen
histórico. La sociedad catalana era, y sigue siendo, una sociedad dominantemente
burguesa (no pertenecían al clero ni a la nobleza, no eran señores feudales ni siervos y
tampoco pertenecían al campesinado) que destacó gracias al comercio y la actividad
industrial en el siglo XVIII. Por ejemplo, el primer ferrocarril, así como la primera línea
en España se crearon en Cataluña y unía las poblaciones de Barcelona, Mataró,
Badalona y Premiá de Mar; la primera industria textil en España que funcionaba con la
fuerza de vapor se encontraba en Barcelona. En contraste, la sociedad castellana era una
sociedad dominada por la nobleza y la corte del reino y generalmente adinerada de
abolengo y por las contribuciones que recaudaban debido a la posesión de tierras y
títulos nobiliarios.
Cierto es, también, que el movimiento independentista en las décadas pasadas era un
movimiento con no muchos adeptos, pero que ha crecido exponencialmente en los
últimos seis años. Y es este crecimiento el que ha despertado el interés de actores y
partidos políticos debido a la rentabilidad que representa en votos efectivos para sus
aspiraciones. El incremento en el movimiento independentista no sólo catalán sino
también en el País Vasco y Galicia está relacionado de manera directa con la
incomprensión de la diversidad cultural que integra a España. Lo anterior ha tenido
como consecuencia la puesta en marcha de políticas y decisiones recentralizadoras del
gobierno español con la que ha recuperado poderes y atribuciones en materia de
financiación, competencia cultural y educativa. Un ejemplo de lo anterior es la nula
presencia del catalán o vasco, idiomas considerados oficiales en España, en la Red de
Museos de España que incluyen museos nacionales de titularidad y gestión estatal o
pertenecientes al sector público estatal adscritos al Ministerio de Cultura. En cambio, en
éstos, se encuentran generalmente idiomas como el francés, alemán y japonés.
En este punto es necesario hacer una distinción del nacionalismo catalán y el
independentismo: a diferencia de un independentista que necesariamente es un
nacionalista, un nacionalista catalán no necesariamente está a favor de la independencia.
De hecho, hay otros movimientos relacionados con el nacionalismo catalán como el
llamado «derecho a decidir» y aquél que promueve un nuevo arreglo constitucional que
permita transitar del Estado autonómico a uno federal.
Por otro lado, algunas de las críticas constantes que ha recibido el movimiento
independentista encabezado por los partidos ERC (Izquierda republicana) y CDC
(Convergencia Democrática de Cataluña) es que plantean la independencia como una
solución inmediata para todos los problemas que afronta la comunidad autónoma así
como de utilizar el independentismo para cubrir problemas de fondo que aquejan no
sólo a Cataluña sino a España como la crisis del estado de bienestar o la corrupción;
carecer de un programa electoral viable, comenzando con la declaración unilateral de la
independencia en caso de no lograr acuerdo alguno con el gobierno español y la
contradicción ideológica del partido CDC al hablar de la posibilidad de implementar
medidas sociales que años atrás criticó y rechazó.
Las coyunturas posibles
Cataluña sería, en principio, un Estado económicamente viable de ser independiente.
Incluso sería un estado rico con un PIB de 209,282 millones de euros y un PIB per
cápita de 28,181,49 millones de euros.
Pero cabe aclarar que, al no serlo, la secesión y
todo lo que ello conlleva, incluyendo la creación de un aparato estatal, así como algunos
arreglos hipotéticos que tendrían que realizarse, como el asumir una parte de la deuda
española y el pago de intereses de la misma, representa costes económicos importantes.
En la cuestión política, que afectaría de manera directa a la económica, estar fuera de la
Unión Europea representa un coste alto, al estar rodeado de Estados que seguirán
perteneciendo a la comunidad europea. Incluso si Cataluña decidiría seguir utilizando
el euro, no podría influir, al menos de manera directa, en la moneda. Un caso parecido a
Ecuador, El Salvador y Panamá que utilizan el dólar estadounidense. Cabe mencionar,
también, que una hipotética salida de Cataluña intensificaría las posiciones
independentistas en Navarra y el País Vasco que seguirían el mismo camino que
Cataluña.
Mención aparte merece la lucha que deberá de emprender, en caso de una declaración
de independencia unilateral, por el reconocimiento como país independiente de países
como Estados Unidos y los miembros integrantes de la Unión Europea como Alemania,
Francia e Italia. Una situación que, sin duda, será bastante complicada debido al proceso
de descomposición al que muchos de los estados europeos se enfrentan. Basta
mencionar los movimientos nacionalistas e independentistas de Córcega en Francia, la
llamada Liga Norte en Italia y, en menor medida, Baviera en Alemania. El
reconocimiento a Cataluña como país independiente por parte de estos estados,
representaría, muy probablemente, un incremento de los movimientos antes
mencionados al exigir una mayor autonomía e incluso su propia independencia.
Una breve opinión
Actualmente, la sociedad catalana se encuentra, técnicamente, divida por la mitad. Por
ejemplo, en el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión realizado en Junio de
2015, 42,9% está a favor de que Cataluña se convierta en un Estado independiente. Sin
embargo, más del 60% de los encuestados en Cataluña considera que el nivel de
autonomía que se tiene es insuficiente.
Lo anterior es importante por lo siguiente:
existe la posibilidad de que una de las colaciones independentistas gane las elecciones y
consiga el apoyo del otro frente independentista y obtengan una mayoría absoluta en
escaños (entre 70 y 74 escaños de un Parlamento de 135, según los últimos sondeos)
pero no en número de votos. Entonces, ¿cómo debería medirse el éxito/apoyo de los
catalanes al proceso independentista? ¿Escaños o número de votos? ¿Qué tan legítima
podría ser una declaración de independencia unilateral que no cuenta con el respaldo del
50+1 de los ciudadanos? ¿Qué medidas debe tomar el gobierno español cuando más del
60% de la población catalana no está satisfecha con el arreglo constitucional y más del
40% quiere marcharse de dicho arreglo?
A escasos dos días del inicio de la campaña electoral, y considerando los argumentos
vertidos, el independentismo no ganará la mayoría absoluta de votos, pero tendrá una
mayoría en el Parlamento que puede permitirles declarar la independencia unilateral de
Cataluña (en este momento un acuerdo entre ambas partes parece poco probable) y el
gobierno español, a través de diferentes medidas tratará de frenar cualquier intento de
proclamación unilateral de independencia por parte del Parlamento catalán. Pareciera,
entonces, que con cualquiera de las dos opciones posibles, el conflicto seguirá
escalando y generando una mayor inestabilidad social. Una arista que debe incluirse en
este análisis es la de las elecciones generales en España que se realizarán a finales del
presente año y que, muy probablemente, cambien el escenario político con una
alternancia de partido en el gobierno y permitan, en el mejor de los casos, emprender un
largo camino de regeneración en la relación de dos sociedades distintas en aras de
garantizar su convivencia en una misma unidad política.
Jesús Adalberto Vázquez Rojas es Mtro. En Democracias Actuales: Nacionalismo, Federalismo y
Multiculturalidad por la Universidad Pompeu Fabra.
Agradezco al Dr. Jordi Ferrer y la Dra. Carmen Vázquez por revisar y comentar versiones anteriores a este texto.
Instituto de Estadística de Cataluña, «Producto Interno Bruto (PIB). 2010-2014. Por sectores. A precios corrientes» y «PIB por habitante. 2010-2014. En paridad de poder de compra (PPC)». URL:
http://www.idescat.cat/pub/?id=aec&n=354&lang=es y
http://www.idescat.cat/pub/?id=aec&n=356&lang=es. Consultados en línea el día 5 de septiembre de
2015.
Centro de Estudios de Opinión, «Barómetro de Opinión Pública (BOP). 2da. Ola 2015». URL:
http://ceo.gencat.cat/ceop/AppJava/pages/home/fitxaEstudi.html?colId=5468&lastTitle=Bar%F2metre+d
%27Opini%F3+Pol%EDtica+%28BOP%29.+2a+onada+2015 . Consultado en línea el 7 de septiembre de
2015.
Excelente trabajo, Jesús, agradezco tu colaboración. Saludos
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Concuerdo con el Mtro. Orestes, un excelente análisis. Felicidades Jesús, saludos.
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